El Partido,fue la esencia, que dirigía: El PODER.

Frente a la concepción democrática que fija como finalidad del Estado la defensa del individuo, el totalitarismo, invirtiendo los términos, establece como fin del individuo el servicio al Estado. De esta preeminencia estatal deriva la erradicación de la oposición y la subordinación de la vida intelectual y artística a las directrices gubernamentales que responden al partido.
Hablar de partido supone una paradoja semántica, porque en la realidad se trata de un todo que monopoliza sin contrarios las palancas del poder. Existe una estructura dual, la del Estado con sus funcionarios y la del partido con sus miembros que se sobrepone a todo. En el caso de los nazis, se preocuparon de que cada función prevista por la constitución de Weimar (1919) tuviera su calco en otra del partido. El equivalente a los Estados y provincias eran los distritos (gaue), regidos por el «gauleiter». El jefe de la policía, Heinrich Himmler…
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